Instrucciones prácticas para los trabajadores
Joel S. Goldsmith - Excertos de El arte de la curación espiritual
- Fonte: La unión consciente de Dios
El primer requisito para la persona que practique la curación espiritual, incluso si fuese para él mismo, es poseer una conciencia espiritual desarrollada porque toda curación es el resultado de una conciencia individual, la tuya o la mía. No depende de Dios; no depende de la conciencia de Dios o de la conciencia de Cristo en abstracto, sino de la conciencia individual elevada a las alturas de la conciencia de Cristo, que es Dios-poder que hace posible que se lleven a cabo las tareas de Dios. Sin embargo, si el sanador no mantiene su conciencia llena de verdad y amor, los que le toquen en el camino de la vida no le encontraran realizando los trabajos de Dios, extendiendo la armonía y la paz hacia el mundo exterior.
Jesús, el mayor sanador espiritual que se haya conocido nunca, vivió, se movió y mantuvo su ser continuamente en la comprensión del Padre en el interior, y por esa razón pudo realizar los trabajos de Dios y decir con convicción: "Él que me enfurece, le enfurece a él que me envió".
Indudablemente si ahora mismo tuvieses un problema y se te diese la oportunidad de elegir a un sanador entre todos los del mundo y de entre todos los tiempos, inmediatamente recurrirías a Jesucristo con la absoluta certeza de recibir tu curación. Pero, si es Dios quien cura o si es la conciencia impersonal, abstracta de Dios o de Cristo, ¿por que querrías a Jesucristo en particular? ¿No es porque Jesucristo, hasta donde nosotros sabemos, tenia el mayor grado de revelación y comprensión de la conciencia de Dios?
Si no pudieses obtener la ayuda de Jesús, ¿a quién recurrirías entonces? Por tu conocimiento de las Escrituras, probablemente sería Juan, y luego a Pedro o a Pablo porque demostraron en su trabajo de curación la tremenda profundidad de su capacidad espiritual y su conciencia espiritual.
El sanador es siempre la conciencia de cualquier individuo que haya alcanzado en alguna medida la conciencia de Cristo, y la medida alcanzada determina el grado del trabajo de curación. Hay algunos que creen que la capacidad de curar es algo así como un don especial conferido a unos pocos elegidos y que por consiguiente, se convierte en un privilegio exclusivo. Pero realmente un sanador es un grado de conciencia de la verdad desarrollada, y su conciencia tendrá poder en la medida en que esté empapado con la verdad.
Por la gracia de Dios, la conciencia de Dios se comprende como conciencia individual. Pero, ¿cómo?, puedes preguntarte: "¿Cómo alcanzo esta conciencia? ¿Cómo la consigo? ¿Cómo salvo el trecho que hay de ser un hombre de negocios o un ama de casa a llegar a ser un instrumento para la curación espiritual?"
A cada paso de tu revelación, está bien recordar que no se puede hacer ningún progreso espiritual sin la gracia de Dios, y ésta, tu solo no puedes conseguirla por muy decidido que estés, por mucho entusiasmo que pongas en ello o por mucha fe que tengas. Debes darte cuanta de que no fuiste tú, por ti mismo, el que te prestaste a este estudio, sino que Algo te impulsó, y el Algo que te impulsó está dentro de ti. El impulso siempre viene de dentro.
Sobre aquellos que entran en el ministerio de la curación espiritual recae una gran responsabilidad, y se les demanda el mayor entendimiento. Traerán las bendiciones más ricas a la humanidad, pero habrán amontonado sobre ellos toda la maldad que le mundo humano pueda arrojarles. Nadie debería entrar en este ministerio espiritual a menos que Dios le cogiese por el cuello y lo empujase dentro; e incluso en este caso, si puede resistir la llamada debería hacerlo. En ministerio espiritual no es su lugar - no es lugar para nadie - a menos que ese Algo interior insista: "No hay ningún otro camino".
Se le exigirá todo el valor espiritual que una persona pueda reunir para resistir el antagonismo que tiene el mundo por la verdad y hacia aquellos que se agarran rápido a la verdad. No radica en la capacidad de cada uno como ser humano para obedecer la llamada espiritual, sino en la proporción en que la gracia de Dios haya caído sobre él, porque sólo entonces puede poseer esa gran luz que es necesaria.
El sanador o profesor se convierte en una proyección de la actividad de Dios. Es su función mantener tal conciencia de la verdad que, cuando un estudiante o paciente llega a la conciencia de ese sanador, no encuentra allí nada más que verdad y amor. Por ejemplo, si una persona se dirigiese a un sanador cuya conciencia ha llegado a ser una proyección de la sabiduría espiritual, sentiría la actividad espiritual como un asentamiento en un estado de paz y plenitud.
En la medida que un sanador se mantiene lleno de ideas de verdad y amor, la falta de armonía y las desavenencias se eliminan de la experiencia de aquellos que recurren a él para pedirle ayuda; e incluso aquellos que pasen a su lado en la calle, en la medida que se acerquen, se alimentarán de su conciencia porque hay una comprensión continua:
Ya que Dios es mi conciencia, y Dios, o la Verdad, llena mi corazón y es la sustancia y actividad de ella, esa Verdad es la sustancia de la forma de todo dentro de mi universo, incluso si se aparece como un árbol o una flor, un enemigo o un amigo. Todo en mi universo responde a esa conciencia.
Abrazo mi universo dentro de mi conciencia, un universo formado de y por esa conciencia; y debido a que mi conciencia está llena con la Verdad, mi universo manifiesta la actividad, cualidad y sustancia, la naturaleza y el carácter de la Verdad, de la eternidad y la inmortalidad.
Permanezco en el umbral de mi conciencia, no permitiendo que entre nada de naturaleza discordante, manteniéndola en su pureza como en ese lugar a través del cual Dios fluye hacia todo el mundo. Todo el que entre en mi morada espiritual, mi templo, encuentra en su interior la paz y el júbilo que se convierte en la sustancia de su ser, de sus cuerpos o de sus carteras. Esta conciencia de Dios los envuelve, los gobierna y los sustenta, y revela esta verdad como la verdad de su propio ser individual para que ellos, en su momento, se conviertan en una ley no sólo para ellos mismos sino para todo el que se dirija a ellos para pedir ayuda.
La conciencia, empleada con la verdad, realizará los trabajos de curación, ya sea tu conciencia o la mía. Todo en tu mundo toma el cariz de tu conciencia, y cualquier grado de no armonía y discordia en tu mundo es un reflejo del punto hasta el que has permitido que las creencias del mundo traspasen la puerta de tu conciencia. ¿No ves, entonces, cómo te conviertes en una ley sobre tu universo en la proporción en que la conciencia de Cristo se hace cargo de tu vida?
Cada vez que una evidencia de discordia se te presenta, debes reinterpretarla hasta que esa reinterpretación consciente se convierta en un hábito y ya no funcione ningún otro proceso. Cada vez que alguien te pida ayuda, al menos durante uno, dos o tres años, puede que tengas la voluntad de dar el mejor tratamiento que conozcas. Pero después de un o dos años dando cientos y cientos, quizá incluso miles de tratamientos, la verdad está tan incrustada y encarnada en tu conciencia y vives en tan alto estado de conciencia que cuando alguien te pide ayuda puedes, simplemente, responder: "Estoy contigo", y éste será tratamiento suficiente. Pero eso sólo será posible después de que hayas proporcionado los suficientes tratamientos como para haberte establecido en la completa comprensión de la verdad.
A menudo se pregunta: "¿Qué impide una curación? ¿Por qué la verdad no siempre es efectiva o no siempre funciona? ¿por qué tarda tanto en algunos casos?" Hay una docena de respuestas distintas, ninguna de ellas enteramente satisfactoria. Una es que puede que el sanador en ese momento no se haya elevado a un estado de conciencia lo suficientemente alto. En algunos casos cuando los discípulos no conseguían sanar, el Maestro decía: "Este linaje no se expulsa sino con la oración y el ayuno", lo que nos lleva a creer que hay un tipo de petición que no responde al tratamiento ordinario. Se requiere algo más alto, algo en lo que sólo el propio Jesús era el maestro.
Encontrarás que hay peticiones que vencen al sanador que trabaja a nivel espiritual que no vencerán al sanador que trabaja en el nivel mental. Hay gente que no recibe curación de la medicina, y cuando esas mismas personas encuentran un practicante de la ciencia mental, responden muy rápidamente. Pero por otra parte, hay mucha gente que no responde al tratamiento mental y sólo encuentra ayuda en un sanador que trabaja en el plano espiritual. Cada individuo debe dirigirse hacia dentro de sí mismo y, si es sincero, será guiado al sanador que pueda satisfacer su necesidad.
A veces el sanador no conseguirá solucionar ciertos casos incluso en el plano espiritual, y aunque pueda tener que ver con el hecho de que, en ese momento, no se encuentre en un nivel de espiritualidad lo suficientemente alto, puede ser también que el paciente todavía no esté listo para ceder, para dejar su sentido material de la existencia o cualquiera sea la naturaleza del estado de conciencia que lo mantiene atado a la petición. A veces el trabajo del sanador obligará al paciente a ceder, pero otras veces se aferrará a algún estado de conciencia que haci casi imposible que pueda ser sanado.
Hay más en la curación que el simple restablecimiento del bienestar físico del cuerpo. A veces es mucho más importante que el individuo sea despertado espiritualmente a que tenga una simple curación física. En este caso, puede que el sanador no sea capaz de ayudarle a que esto ocurra, pero después lo normal es que la curación física llega rápidamente. Es responsabilidad del sanador continuar hasta que el individuo se despierte, pero no es el sanador el que le despierta, Cristo, a través del reconocimiento de la verdad por parte del sanador, le despierta.
Muchos tratamientos no son efectivos por la simple razón de que no son comprensiones bien definidas de la verdad del ser. La gente declara la verdad, pero ésta es confusa, y muchas veces sus declaraciones son contradictorias. Un sanador espiritual debe ser tan nítido en su comprensión de la verdad como un músico o un matemático en su entendimiento de la música o las matemáticas. Un ápice de confusión en las matemáticas provoca la respuesta equivocada. Así que es también de vital importancia tener un entendimiento agudo y claro de cuales son los principios de la curación espiritual para hacer que un tratamiento sea efectivo.
Tu conciencia de la verdad será una ley de armonía para tu universo, siempre que sea una conciencia claramente definida; pero si es confusa, se producirá una manifestación confusa porque sólo has aplicado a la situación un concepto de la ley confuso o inadecuado. No puedes sentarte ociosamente y esperar a la manifestación de la armonía; debes hacer algo al respecto, y ese algo es mantener la verdad del ser como actividad de tu conciencia.
El sanador se convierte en una ley de armonía para sus pacientes en proporción a la verdad que mantenga en su conciencia; pero si permite que los pensamientos del mundo ocupen su atención o si consiente un sentido personal de "yo", "a mi", o "mio", no tendrá exito en su ministerio espiritual.
Un sanador debe darse a conocer y permanecer apartado. En especial debe elevarse en su integridad espiritual porque la gente le confia el destino de sus almas en un nivel determinado de su revelación. Esta es una confianza sagrada, y para mantenerla inviolada, debe abandonar el mundo entero para poder vivir y moverse y tener su ser, mañana, tarde y noche en la Consciencia Divina.
Los sanadores profundamenete implicados en la vida social o familiar raramente pueden tener éxito porque las necesidades de sus pacientes y estudiantes deben tener preferencia sobre toda otro obligación. Sólo dedican a sus familias el poco tiempo que les queda libre después de llevar a cabo las responsabilidades de su práctica y ministerio. No hay espacio en un ministerio espiritualpara actividades sociales; no hay tiempo libre para tener muchos amigos, ni para una participación activa en sociedad o en la vida politica, aunque ningún sanador debe nunca eludir sus obligaciones como ciudadano responsable de su comunidad, su nación y su mundo.
Cuando una persona se introduce en el ministerio de la curación debe separarse, en gran medida, de sus contactos humanos para mantenerse en un estado de consciencia espiritual en el que siempre esté listo para toda llamada que reciba. Esta vida es la vida del Alma y necesita un morir a las cosas del mundo.
Del mismo modo que el sanador no debe permitir que sus relaciones personales -familiares o sociales- invadan su tiempo hasta el punto de sacarle de un nivel de consciencia alto, también debe guardarse de invasiones similares por parte de sus pacientes o grupo de estudiantes. Por mi experiencia en este trabajo he tomado como norma limitar las llamadas de telefono a unos tres minutos. La razón de esta limitación del tiempo es que otros que llamen encuentre la linea libre y que mi conciencia no se sature con cosas no esenciales.
La curación espiritual se consuma sólo por medio de una comprensión real de Dios. No tiene nada que ver con los nombres de la gente o con los nombres de la enfermedad o condición; tiene que ver con conocer la verdadera identidad de aquellos que se te aparecen como pacientes. Como sanador, no tienes derecho a interesarte por el nombre del paciente, el nombre de la enfermedad o su diagnostico; aunque ningún sanador que se precie dejaría nunca de expresar amabilidad, amor y compasión hacia todos aquellos que recurran a él con sus problemas. Escucha de manera inteligente, pero no oye porque sabe que la omniciente Sabiduría infinita que es la realidad del ser, lo sabe todo y no es necesario que se Le diga el nombre de la persona o el nombre de la enfermedad. Es una inteligencia infinita que conoce las necesidades antes de que tú y tus pacientes las conozcais.
Un nuevo concepto de sustento
El sustento es una de las manifestaciones más fáciles que un estudiante espiritual puede hacer, pero hay una gran diferencia entre la verdad espiritual del sustento y la percepción humana de éste. En la verdad espiritual el suministro no es entrada; es salida. Para el sentido humano, la verdad es lo contrario de esto. Sin embargo, desde el punto de vista espiritual, no hay modo de manifestar el sustento. No se puede hacer porque todo el sustento que existe en los cielos o en la tierra existe dentro de ti en este momento y, por lo tanto, todo intento de manifestar el sustento debe resultar un fracaso. No hay sustento fuera de tu ser. Si quieres disfrutar la abundancia de suministros, debes abrir un camino para que este suministro escape. El modo de abandonar este sustento por medio de la donación se te revelará en tu comunión con Dios.
Cuando alguien te llama y te pide ayuda para conseguir una conciencia de sustento y busca instrucciones, es legítimo y necesario llamar su atención al principio de sustento del siguiente modo: "te ayudaré, pero puedes empezar a conseguir esta conciencia de sustento intentando encontrar algún lugar donde puedas dar en el que no hayas estado dando ya –no a tu familia, porque probablemente eso ya lo estas haciendo, sino a alguien que no es miembro de tu familia o incluso a alguien que en este momento es tu enemigo -. Busca en tu ropero o en tu despensa para ver si hay algo allí que puedas compartir. Comienza la corriente de dar y comenzaras la corriente del sustento".
Tu conocimiento de la verdad de lo infinito y la naturaleza omnipresente del sustento liberará a tu paciente de la creencia de la escasez y la limitación; y cuando empiece a abandonar las formas de sustento y desarrolle más una actitud de dar que una de obtener, el sustento comenzará a fluir. No hay limite para lo que un estudiante espiritual puede comenzar a dar. Este dar no tiene relación con cantidades – con el número de dólares o algo parecido. Dar no tiene que ver con el grado de la dádiva. Es el reconocimiento de que el sustento se recibe de afuera, no se recoge.
Dar no comienza necesariamente con la donación de cualquier cosa material, dinero o cosas- con dar cualquier cosa. Puede que empiece con dejar algunas cosas; dejar el resentimiento, los celos, el odio; dejar el deseo de obtener el reconocimiento, la recompensa, la remuneración, la gratitud y la cooperación. A la vez que este dejar llegara el dar de la paciencia, la cooperación, el amor y el perdón. Dar comprendiendo que no es lo que consigues lo que es tu sustento: es lo que das.
Puede ser que hayas estado aferrándote al dinero con demasiada fuerza. En este caso tendrás que aprender cómo dejarlo y soltandoló, pones en movimiento la corriente que inevitablemente vuelve a ti. Esto no quiere decir que lancemos el dinero o cualquier bien pródiga y descuidadamente. A nadie se le pide nunca más de lo que dicta el sentido común o la sabiduría. Lo que se pide es un cambio de actitud y una voluntad de en un momento determinado comenzar a dar con la idea de que allí está ese cuarto de dólar o ese dólar para ponerlo en circulación y lo importante es que comience a circular.
Esto no es una idea nueva. Las escrituras nos han dado esta enseñanza bajo el nombre de diezmo, es decir, dar a Dios una décima parte de los ingresos de uno. Hay mucha gente que cree que ellos no pueden permitirse dar tal cantidad porque en sus corazones creen que eso seria demasiado desagüe para sus carteras y puede que para ellos intentarlo pudiera ser desastroso al principio. Podría ser más sensato para estas personas que comenzasen el diezmo con una cantidad menor – el 5%, el 4%, el 3%, el 2% o cualquier cantidad – siempre que se aparte una suma o un porcentaje determinado que tenga prioridad sobre ortos gastos y que sea empleado para algún fin impersonal, no a la familia, no para beneficio propio, sino para algo completamente impersonal.
Probablemente la mayoría de las personas creen que la donación de ese diezmo se debería tomar de lo que sobra después de que se hayan cubierto todos los gastos. Sin embargo, el secreto de la donación es no dar a Dios lo sobrante, sino " los primeros frutos" y además, dar estos primeros frutos de manera secreta siempre que sea posible para que sólo el donante sepan de dónde vienen.
Después de aprender lo fácil que es dar el 2 o el 3% de los ingresos de uno, en poco tiempo la cantidad se podría incrementar al 4 o el 5% y luego el 10%. Es bastante interesante el hecho que raramente se para en la donación en el 10%. Conocí a tres personas que donaron el 80% de todos sus ingresos y por muy sorprendente que pudiera parecer, esas personas tenían más sobrante para vivir del que podían gastar por mucho que derrochasen.
Permíteme repetir este importante aspecto del principio del sustento: el sustento no es obtener; el sustento es dar. El pan que arrojas al agua es el pan que regresa a ti.
No es el pan de tu vecino; es tu propio pan; y si no lo arrojas al agua, no habrá pan que regrese a ti. Todo el pan que esta en el agua está marcado para que vuelva a la persona que lo ha enviado.
De un modo u otro debes arrojar el pan a las aguas. Si no has aprendido cómo hacerlo, ésta es tu primera gran lección. Debido a la naturaleza infinita de tu ser, no puedes añadirte salud a ti mismo o riqueza u oportunidad o compañía. Todo lo que puedes hacer es reconocer que personificas todo lo que Dios es y tiene. No debes intentar conseguir; no debes intentar tener; no debes intentar guiarte; debes aprender como dejar que el infinito fluya fuera de ti. El reintegro del pan es una acción que refleja que tiene lugar por su propio impulso, igual que si lanzamos una pelota de goma contra la pared. La lanzas pero bota de vuelta por su propio impulso.
Cuando arrojes tu pan a las aguas, encontrarás la gracia de Dios fluyendo a la expresión en forma de la armonía de tu ser.
Si ignoras este importante punto en la enseñanza espiritual o si piensas que después de todo no es demasiado importante, lo más probable es que pierdas el camino, porque cuanto más tiempo te mantengas encadenado a la creencia de que puedes conseguir algo – incluso de Dios – más tiempo te estás separando del contacto con tu bien. En el momento en que puedas comprender la instantaneidad del ahora y el yo del ser, desde ese momento miras fuera de este mundo comprendiendo con alegría:
Gracias, Padre, no tengo deseos. No necesito nada más que Tu gracia; no necesito a nadie más que a Ti. Permíteme vivir a cada minuto como estoy viviendo éste, amando este universo y amando a todo el mundo en él. No tengo nada contra ningún hombre. Nadie que necesite perdón puede entrar en el terreno de mi conciencia, porque ya lo he perdonado – mil veces -.
Una segunda e igualmente importante parte del principio del sustento es que éste es invisible. No puedes ver, oír, tocar, degustar u oler el sustento; nunca has visto el sustento porque no existe en el reino visible. El sustento es Espíritu o Vida, de naturaleza completamente invisible e infinita.
Hoy no hay menos sustento que el que Jesús, Moisés, Elisha, o Elijah tuvieron. Ellos sabían que tenían un infinito y lo probaron. Tu tienes exactamente ese mismo infinito, ni un cuarto de penique menos. Pero hasta que tengas claro que Dios constituye el ser individual, no puedes entender la naturaleza infinita de tu propio ser y siempre estarás buscando el sustento y la seguridad fuera de ti mismo, la seguridad en los dólares o incluso en billetes de mucho más valor.
La creencia de que el dinero y la propiedad constituyen el sustento ha sido aceptada durante tantos años que la mayoría de las personas confían en ellos para su seguridad; y entonces, cuando por la devaluación de la moneda o por una crisis mundial o por alguna otra razón que este fuera de su control los billones desaparecen, sienten que su mundo se ha hundido. Los estudiantes de la sabiduría espiritual deben llegar a comprender que no tienen sustento fuera de su propio ser, que el sustento subyace en algo que no se puede conocer a través de los sentidos físicos: el sustento es el Infinito Invisible.
El sustento es algo que está dentro de tu propio ser; es la verdad que Dios constituye en tu ser. Cuando reconozcas a Dios como tu ser, no tendrás otra necesidad más que conocerle a Él adecuadamente. Si tienes a Dios, tienes sustento; pero lo importante es: ¿ Tienes a Dios? En espíritu, sí, en teoría, sí, todo el mundo tiene a Dios; pero si todo el mundo tuviese a Dios, no habría escasez o limitación en todo este mundo. La verdad es que la gente solamente tiene a Dios como algo potencial o como una posibilidad. Tener a Dios significa conocerle de manera consciente y acertada, ser un tabernáculo de Él de manera consciente, estar en comunión con Él de manera consciente que es todo el yo de tu ser. Teniendo esto, tienes la fuente de todo sustento.
Moisés tuvo a Dios y por eso pudo observar el maná cayendo del cielo cuando lo necesito; Elijah tuvo a Dios y por eso él, en el desierto, pudo alimentarse de los cuervos o pudo encontrar una mañana y encontrar dulces cocidos en las piedras frente a él. ¿De dónde? De nada – de nada visible o tangible. Estas cosas salieron de su consciencia de Dios apareciendo como la substancia y la forma de la vida, Dios apareciendo como comida. Teniendo a Dios lo tenían todo.
El mundo se está perdiendo en afirmaciones como: "Dios cuidará de esto", "Dios hará esto" o "Dios hará aquello" – y Dios no lo hace de ninguna manera. Sólo se hace en proporción a la experiencia de Dios.
Finalmente, todo el mundo debe llegar a comprender que teniendo a Dios, lo tiene todo; y no teniendo a Dios, por muchas otras cosas que pueda tener, no tiene nada. Nada se retiene, nada se pierde y nada está ausente de la persona que ha alcanzado la conciencia de Dios.
"Si, si", al leer esto puedes pensar: "Si, todo eso suena muy bien sobre el papel pero, ¿cómo puedo llegar a la conciencia de ese sustento que continuamente me rehuye?"
Volvamos a nuestra premisa original. Ya que Dios es infinito, no existe nada mas que Dios. Cuando percibes el infinito de Dios y ese Dios en Su infinidad está más cerca de ti que el respirar, puedes entonces comenzar a pedir para ti una abundancia infinita.
Haciendo tal petición, no estarás insultando a tu inteligencia porque lo que estás pidiendo ahora es la presencia de Dios en ti, la presencia del Dios infinito y omnipresente.
Para nadie es fácil despejar por completo de su mente toda preocupación por saber de dónde va a venir su próximo automóvil, sus próximas vacaciones o, en algunos casos, incluso su próxima comida: no es fácil poner en práctica las enseñanzas del Maestro: "No os preocupéis por vuestra vida, que comeréis, o que beberéis; ni por vuestro cuerpo, con qué vestiréis"; en cualquier caso uno de los pasos más importantes en el desarrollo de una consciencia de sustento es despejar de tu mente estas preocupaciones porque las formas del bien no son más que las cosas añadidas. Es decir, por tu bien exterior no es más que el símbolo de la omnipresencia del sustento.
Si no tienes consciencia de sustento, no tendrás los símbolos de sustento en tu bolsillo. Primero, debe existir la consciencia del sustento y luego los símbolos le siguen. Cuando tienes la consciencia de la presencia de Dios dondequiera que estés, cuando tienes la comprensión de que el lugar donde estás es tierra santa y de que: "Hijo tú siempre estás conmigo y todo lo que poseo es tuyo" – cuando adquieres esa conciencia, aparecen los símbolos en la forma que se los necesita. Los símbolos varían de un día a otro; toman la forma de dinero un día, transporte o estancia en un hotel al siguiente, comida, ropa o cualquier otro bien al siguiente día. Cualquier cosa aparece en la forma que se necesita ya que no es más que el símbolo de la expresión exterior del sustento.
Permíteme repetir de nuevo: el sustento en sí mismo no puede conocerse nunca a través de los sentidos. El sustento es Dios; el sustento es el Espíritu; el sustento es la presencia del Señor que está contigo; el sustento es la fuerza de la Vida que funciona a través de ti.
¿Qué más pruebas de esta verdad necesita la persona espiritualmente receptiva que la de ver al árbol frutal cuando no hay fruta y ni siquiera ha florecido? ¿Vas a cortar el árbol porque sea estéril? ¿Por qué no? No hay sustento allí – no hay sustento visible.
Para toda apariencia el árbol es estéril. ¡Ah!, pero tú sabes más. Sabes que hay una fuerza de Vida trabajando dentro y a través del árbol, una fuerza Vital que forma la savia que ascenderá por el tronco hacia las ramas y que más tarde aparecerá en forma de flores y después como fruta. No te confundes por la apariencia de un árbol estéril creyendo que el árbol no tiene suministro de fruta o que es un árbol inútil.
¿Por qué no aplicar el mismo principio a tu propia vida y a tus asuntos y confiar independientemente del estado de tu sustento visible en un momentos determinado?. Si llegase un huracán y arrasase todo tu mundo, todavía permanecerías en tierra santa, esa tierra que es la del "Señor, y de Éste la plenitud", porque yo estoy allí y esa fuerza Vital invisible, infinita y que ama a todo todavía estaría trabajando en tu conciencia.
Con un poco de paciencia, las flores y la fruta aparecerán de nuevo en forma de billetes de dólar o en la forma que se necesite. Todo lo que se necesita es el reconocimiento de esta verdad.
Créelo o no, como quieras: hay una fuerza Vital trabajando en ti, del mismo, del mismo modo que está trabajando en el árbol. Pero puedes preguntarte: "¿Por qué no se ha hecho visible en mayor medida? ¿Por qué debo luchar continuamente con este problema de escasez?"
¿Puede ser porque tu conciencia no está en armonía con lo Invisible, sino sólo con lo visible? ¿Puede ser que la mayor parte del tiempo hayas estado intentando y todavía estés intentando crear sustento de lo visible? Los panes y los peces no pueden multiplicarse desde nada visible, ni tampoco pueden los billetes. Si alguien intentase multiplicar, debe hacer su multiplicación en lo Invisible. ¿Y la manera? Comprende que Dios es infinito y que tu sustento es tan infinito como Dios.
¿Y que hay de esos que dejan que su fruta se quede en el árbol, los que no la recogen? Qué rápidamente aprenden que un árbol puede secarse y no dar más fruta. Sólo cuando recolectas la fruta y recoges las flores comienza su trabajo de multiplicación la fuerza Vital, produciendo el doble de cantidad que antes. Tu sustento comienza a hacerse evidente sólo en la proporción en la que amas a tu vecino - da amor, da perdón, da cooperación - pero da siempre sin esperar la vuelta. Sólo el vulgar materialista da y luego espera una devolución. La verdadera luz espiritual se desprende de la plenitud de un corazón generoso, sin buscar la vuelta. No hay necesidad de ningún tipo de vuelta: Dios es suficiente reintegro para uno.
Entender esto es entender uno de los mayores principios sanadores de El Camino Infinito: tu conciencia de la verdad determina tu sustento, no un Dios en algún lugar, ni un Cristo en algún lugar, ni un Espíritu en algún lugar, sino tu conciencia - tu estado de conciencia desarrollado. Casi siempre es cuestión de desarrollar esa conciencia. La conciencia de los discípulos pescadores era un estado desarrollado de conciencia. La conciencia de Saúl de Tarso desarrollada en la conciencia de San Pablo. San Agustín en los primeros años de su vida estaba lejos de ser una luz espiritual, pero también se convirtió en un estado desarrollado de la conciencia espiritual.
El secreto es que la fuente de tu sustento es tu propia conciencia de Dios como sustento - tu estado desarrollado de conciencia. Si buscas sustento mediante la ayuda de un sanador, entonces tu sustento depende de la conciencia espiritual desarrollada de tu sanador. Pero eso no será una manifestación permanente porque más tarde o más temprano te verás en una situación en la que tendrás que confiar en tu propio estado de conciencia desarrollada, recordando siempre que la conciencia desarrollada es la conciencia de Dios revelándose como tu conciencia individual.
Es entonces cuando comienzas a caer en una medida de sentido personal de sustento y llegas a un gran y magnifico momento en tu vida en el que todo el mundo cae de tus hombros, en el que dices y crees con todo tu corazón:
"La tierra es la del Señor y, del mismo modo, la plenitud...Hijo, todo lo que tengo es tuyo". La plenitud de la gloria de Dios - no sólo una parte, sino la plenitud - es ahora mía, agotando la mortalidad con su sentido limitado de la vida y vistiéndome con la inmortalidad, agotando mi sentido finito de mí mismo de modo que pueda arroparme con la infinidad de Dios, la gracia de Dios, la presencia de Dios y el poder de Dios. No tengo poder propio; no puedo hacer nada por mí mismo; no soy nada por mí mismo;. Si hablo de mí mismo, mi poder y mi sustento, doy fe de una mentira. El Padre es mi vida; el Padre es mi sustento. Soy invisible; mi sustento es invisible y lo llevo conmigo donde quiera que vaya.
Algunos que buscan lo espiritual sostienen erróneamente la fantástica idea de que, misteriosamente, Dios es mucho mejor con ellos que con el resto del mundo. ¡ Que Dios tan terrible seria ese! Cierto, la ignorancia de la verdad puede llevar a tu vecino a encontrarse cara a cara con la insuficiencia y dejarle bajo una petición de escasez o limitación, pero Dios no concede
Sus bienes mas ligeramente sobre unos que sobre otros. La única diferencia es que algunos y particularmente los que están en el Camino, son más conscientes de la presencia de Dios manifestada como forma.
Ningún investigador se atreva a creer que una nación, una raza o una religión tiene más acceso a Dios que otra o que alguna persona tiene un status especial con Dios.
La infinidad de Dios es universal, pero es tu aprehensión de esa verdad lo que constituye tu manifestación del bien. Cuando asumas que la comprensión de la presencia de Dios conduce a la manifestación y a la expresión verdadera de la abundancia, no creerás que a través de algún tratamiento milagroso o rezo todo se ha aumentado sino que entenderás que lo que ha ocurrido es que te has hecho más consciente de lo que ya existía desde el principio en su plenitud.
En la misma ciudad una persona experimenta la escasez y la limitación y otra disfruta de la abundancia. La ciudad no es responsable, ni lo es el tiempo. Podría haber un año de crisis o uno de prosperidad.
El año no es responsable; muchas personas han perdido todas sus posesiones en los años boom. El lugar ni puede hacerte ni hundirte.
Tu, tú mismo, te conviertes en una ley para tu experiencia en proporción al grado al que llegues en comprender que Dios es la sustancia de toda forma.
Si Dios es la sustancia de toda forma, ¿puedes agrandar la forma? ¿es Dios la sustancia de la forma limitada' No, la forma ya es infinita, tan infinita como la sustancia de la que esta hecha. El secreto subyace en el reconocimiento de Dios como omnipresente - mas que eso, como la Omnipresencia en Si Misma, la presencia de tu ser y, por lo tanto, la presencia del Infinito. Tu conciencia de la presencia del Infinito revela donde ha existido escasez.
Todo lo que aparece sale de la sustancia de lo Invisible y es infinito. Por ejemplo, no hay modo de aumentar tu suministro de cultivos, dinero, tierra, o de cualquier otra cosa por la que el mundo reza. No hay un rezo milagroso que haga salir conejos de un sombrero. Nadie puede hacer eso a menos que los conejos estuviesen allí previamente. No hay aumento o disminución: sólo hay Infinito expresándose a Sí Mismo. Si tu no eres el recipiente de las bondades del Infinito, no es porque no esté allí, es debido a tu falta de conciencia de lo infinito.
Demasiados metafísicos están intentando demostrar formas del bien mientras que, en todo momento, no hay forma del bien separado y distinto del Bien en Sí Mismo. En la proporción en que la conciencia de Dios se demuestre aparece esa presencia del Bien en la forma necesaria para ese momento, a veces del modo más milagroso.
A lo largo de la Biblia, desde el Génesis hasta la Revelación, este milagro se cuenta una y otra vez. Cada profeta, santo, vidente o sabio ha tenido conciencia de la presencia de Dios, ha vivido conscientemente en esa Presencia y ha encontrado su protección, comida, seguridad y resguardo apareciendo en el modo que les era necesario. Pero ¿fue todo el mundo cuidado del mismo modo en tiempos bíblicos? ¿Es todo el mundo cuidado hoy en día del mismo modo? Sabes la respuesta. Entonces, ¿a quien le ocurrió, a quien le ocurre y a quien le ocurrirá? A la persona consciente de la presencia de Dios, la persona que vive, se mueve y tiene su ser en Dios de manera consciente. El Maestro no pudo multiplicar los panes y los peces: el Maestro sólo sabía algo - la presencia del Padre en su interior - y Su Conciencia de la presencia del Padre en su interior se apareció exteriormente en forma de multiplicación de peces, así como curaciones y la superación de la muerte.
Cuando aprendas a dejar de usar el poder mental - esforzándote en concluir en algo con verdad o intentando hacer de la mente humana una central de energía - y te conviertas en silencioso y receptivo hasta que el Mundo comience a fluir, conocerás el significado de la armonía y del infinito. Observa el milagro cuando tu mente deja la lucha de crear, de aumentar, de sanar, de ahorrar o de redimir. Observa el milagro que tiene lugar en tu vida cuando aprendes a relajarte comprendiendo que la naturaleza infinita de Dios hace a Dios el único Es, y que incluso las formas en las que Dios se aparece deben ser infinitas. Así declaran los cielos la gloria de Dios mostrando la infinita belleza y bondad de Dios; la tierra muestra la obra de Dios, la gloria de Dios en infinita forma, variedad, color, perfume y cantidad.
El infinito es la medida de Dios. Sin embargo, en el momento en que intentes manifestar manzanas, habrás descendido a lo finito; en el instante en que intentes manifestar una casa, salud o riqueza, estás en lo finito. Pero, si manifiestas la compresión de la presencia de Dios, tienes la presencia de Dios apareciendo como infinita y en formas infinitas de bien. La presencia de Dios no manufactura una forma especial de armonía. La presencia de Dios es Ella Misma la forma de todo bien.
Joel S. Goldsmith - Excertos de El arte de la curación espiritual
- Fonte: La unión consciente de Dios
El primer requisito para la persona que practique la curación espiritual, incluso si fuese para él mismo, es poseer una conciencia espiritual desarrollada porque toda curación es el resultado de una conciencia individual, la tuya o la mía. No depende de Dios; no depende de la conciencia de Dios o de la conciencia de Cristo en abstracto, sino de la conciencia individual elevada a las alturas de la conciencia de Cristo, que es Dios-poder que hace posible que se lleven a cabo las tareas de Dios. Sin embargo, si el sanador no mantiene su conciencia llena de verdad y amor, los que le toquen en el camino de la vida no le encontraran realizando los trabajos de Dios, extendiendo la armonía y la paz hacia el mundo exterior.
Jesús, el mayor sanador espiritual que se haya conocido nunca, vivió, se movió y mantuvo su ser continuamente en la comprensión del Padre en el interior, y por esa razón pudo realizar los trabajos de Dios y decir con convicción: "Él que me enfurece, le enfurece a él que me envió".
Indudablemente si ahora mismo tuvieses un problema y se te diese la oportunidad de elegir a un sanador entre todos los del mundo y de entre todos los tiempos, inmediatamente recurrirías a Jesucristo con la absoluta certeza de recibir tu curación. Pero, si es Dios quien cura o si es la conciencia impersonal, abstracta de Dios o de Cristo, ¿por que querrías a Jesucristo en particular? ¿No es porque Jesucristo, hasta donde nosotros sabemos, tenia el mayor grado de revelación y comprensión de la conciencia de Dios?
Si no pudieses obtener la ayuda de Jesús, ¿a quién recurrirías entonces? Por tu conocimiento de las Escrituras, probablemente sería Juan, y luego a Pedro o a Pablo porque demostraron en su trabajo de curación la tremenda profundidad de su capacidad espiritual y su conciencia espiritual.
El sanador es siempre la conciencia de cualquier individuo que haya alcanzado en alguna medida la conciencia de Cristo, y la medida alcanzada determina el grado del trabajo de curación. Hay algunos que creen que la capacidad de curar es algo así como un don especial conferido a unos pocos elegidos y que por consiguiente, se convierte en un privilegio exclusivo. Pero realmente un sanador es un grado de conciencia de la verdad desarrollada, y su conciencia tendrá poder en la medida en que esté empapado con la verdad.
Por la gracia de Dios, la conciencia de Dios se comprende como conciencia individual. Pero, ¿cómo?, puedes preguntarte: "¿Cómo alcanzo esta conciencia? ¿Cómo la consigo? ¿Cómo salvo el trecho que hay de ser un hombre de negocios o un ama de casa a llegar a ser un instrumento para la curación espiritual?"
A cada paso de tu revelación, está bien recordar que no se puede hacer ningún progreso espiritual sin la gracia de Dios, y ésta, tu solo no puedes conseguirla por muy decidido que estés, por mucho entusiasmo que pongas en ello o por mucha fe que tengas. Debes darte cuanta de que no fuiste tú, por ti mismo, el que te prestaste a este estudio, sino que Algo te impulsó, y el Algo que te impulsó está dentro de ti. El impulso siempre viene de dentro.
Sobre aquellos que entran en el ministerio de la curación espiritual recae una gran responsabilidad, y se les demanda el mayor entendimiento. Traerán las bendiciones más ricas a la humanidad, pero habrán amontonado sobre ellos toda la maldad que le mundo humano pueda arrojarles. Nadie debería entrar en este ministerio espiritual a menos que Dios le cogiese por el cuello y lo empujase dentro; e incluso en este caso, si puede resistir la llamada debería hacerlo. En ministerio espiritual no es su lugar - no es lugar para nadie - a menos que ese Algo interior insista: "No hay ningún otro camino".
Se le exigirá todo el valor espiritual que una persona pueda reunir para resistir el antagonismo que tiene el mundo por la verdad y hacia aquellos que se agarran rápido a la verdad. No radica en la capacidad de cada uno como ser humano para obedecer la llamada espiritual, sino en la proporción en que la gracia de Dios haya caído sobre él, porque sólo entonces puede poseer esa gran luz que es necesaria.
El sanador o profesor se convierte en una proyección de la actividad de Dios. Es su función mantener tal conciencia de la verdad que, cuando un estudiante o paciente llega a la conciencia de ese sanador, no encuentra allí nada más que verdad y amor. Por ejemplo, si una persona se dirigiese a un sanador cuya conciencia ha llegado a ser una proyección de la sabiduría espiritual, sentiría la actividad espiritual como un asentamiento en un estado de paz y plenitud.
En la medida que un sanador se mantiene lleno de ideas de verdad y amor, la falta de armonía y las desavenencias se eliminan de la experiencia de aquellos que recurren a él para pedirle ayuda; e incluso aquellos que pasen a su lado en la calle, en la medida que se acerquen, se alimentarán de su conciencia porque hay una comprensión continua:
Ya que Dios es mi conciencia, y Dios, o la Verdad, llena mi corazón y es la sustancia y actividad de ella, esa Verdad es la sustancia de la forma de todo dentro de mi universo, incluso si se aparece como un árbol o una flor, un enemigo o un amigo. Todo en mi universo responde a esa conciencia.
Abrazo mi universo dentro de mi conciencia, un universo formado de y por esa conciencia; y debido a que mi conciencia está llena con la Verdad, mi universo manifiesta la actividad, cualidad y sustancia, la naturaleza y el carácter de la Verdad, de la eternidad y la inmortalidad.
Permanezco en el umbral de mi conciencia, no permitiendo que entre nada de naturaleza discordante, manteniéndola en su pureza como en ese lugar a través del cual Dios fluye hacia todo el mundo. Todo el que entre en mi morada espiritual, mi templo, encuentra en su interior la paz y el júbilo que se convierte en la sustancia de su ser, de sus cuerpos o de sus carteras. Esta conciencia de Dios los envuelve, los gobierna y los sustenta, y revela esta verdad como la verdad de su propio ser individual para que ellos, en su momento, se conviertan en una ley no sólo para ellos mismos sino para todo el que se dirija a ellos para pedir ayuda.
La conciencia, empleada con la verdad, realizará los trabajos de curación, ya sea tu conciencia o la mía. Todo en tu mundo toma el cariz de tu conciencia, y cualquier grado de no armonía y discordia en tu mundo es un reflejo del punto hasta el que has permitido que las creencias del mundo traspasen la puerta de tu conciencia. ¿No ves, entonces, cómo te conviertes en una ley sobre tu universo en la proporción en que la conciencia de Cristo se hace cargo de tu vida?
Cada vez que una evidencia de discordia se te presenta, debes reinterpretarla hasta que esa reinterpretación consciente se convierta en un hábito y ya no funcione ningún otro proceso. Cada vez que alguien te pida ayuda, al menos durante uno, dos o tres años, puede que tengas la voluntad de dar el mejor tratamiento que conozcas. Pero después de un o dos años dando cientos y cientos, quizá incluso miles de tratamientos, la verdad está tan incrustada y encarnada en tu conciencia y vives en tan alto estado de conciencia que cuando alguien te pide ayuda puedes, simplemente, responder: "Estoy contigo", y éste será tratamiento suficiente. Pero eso sólo será posible después de que hayas proporcionado los suficientes tratamientos como para haberte establecido en la completa comprensión de la verdad.
A menudo se pregunta: "¿Qué impide una curación? ¿Por qué la verdad no siempre es efectiva o no siempre funciona? ¿por qué tarda tanto en algunos casos?" Hay una docena de respuestas distintas, ninguna de ellas enteramente satisfactoria. Una es que puede que el sanador en ese momento no se haya elevado a un estado de conciencia lo suficientemente alto. En algunos casos cuando los discípulos no conseguían sanar, el Maestro decía: "Este linaje no se expulsa sino con la oración y el ayuno", lo que nos lleva a creer que hay un tipo de petición que no responde al tratamiento ordinario. Se requiere algo más alto, algo en lo que sólo el propio Jesús era el maestro.
Encontrarás que hay peticiones que vencen al sanador que trabaja a nivel espiritual que no vencerán al sanador que trabaja en el nivel mental. Hay gente que no recibe curación de la medicina, y cuando esas mismas personas encuentran un practicante de la ciencia mental, responden muy rápidamente. Pero por otra parte, hay mucha gente que no responde al tratamiento mental y sólo encuentra ayuda en un sanador que trabaja en el plano espiritual. Cada individuo debe dirigirse hacia dentro de sí mismo y, si es sincero, será guiado al sanador que pueda satisfacer su necesidad.
A veces el sanador no conseguirá solucionar ciertos casos incluso en el plano espiritual, y aunque pueda tener que ver con el hecho de que, en ese momento, no se encuentre en un nivel de espiritualidad lo suficientemente alto, puede ser también que el paciente todavía no esté listo para ceder, para dejar su sentido material de la existencia o cualquiera sea la naturaleza del estado de conciencia que lo mantiene atado a la petición. A veces el trabajo del sanador obligará al paciente a ceder, pero otras veces se aferrará a algún estado de conciencia que haci casi imposible que pueda ser sanado.
Hay más en la curación que el simple restablecimiento del bienestar físico del cuerpo. A veces es mucho más importante que el individuo sea despertado espiritualmente a que tenga una simple curación física. En este caso, puede que el sanador no sea capaz de ayudarle a que esto ocurra, pero después lo normal es que la curación física llega rápidamente. Es responsabilidad del sanador continuar hasta que el individuo se despierte, pero no es el sanador el que le despierta, Cristo, a través del reconocimiento de la verdad por parte del sanador, le despierta.
Muchos tratamientos no son efectivos por la simple razón de que no son comprensiones bien definidas de la verdad del ser. La gente declara la verdad, pero ésta es confusa, y muchas veces sus declaraciones son contradictorias. Un sanador espiritual debe ser tan nítido en su comprensión de la verdad como un músico o un matemático en su entendimiento de la música o las matemáticas. Un ápice de confusión en las matemáticas provoca la respuesta equivocada. Así que es también de vital importancia tener un entendimiento agudo y claro de cuales son los principios de la curación espiritual para hacer que un tratamiento sea efectivo.
Tu conciencia de la verdad será una ley de armonía para tu universo, siempre que sea una conciencia claramente definida; pero si es confusa, se producirá una manifestación confusa porque sólo has aplicado a la situación un concepto de la ley confuso o inadecuado. No puedes sentarte ociosamente y esperar a la manifestación de la armonía; debes hacer algo al respecto, y ese algo es mantener la verdad del ser como actividad de tu conciencia.
El sanador se convierte en una ley de armonía para sus pacientes en proporción a la verdad que mantenga en su conciencia; pero si permite que los pensamientos del mundo ocupen su atención o si consiente un sentido personal de "yo", "a mi", o "mio", no tendrá exito en su ministerio espiritual.
Un sanador debe darse a conocer y permanecer apartado. En especial debe elevarse en su integridad espiritual porque la gente le confia el destino de sus almas en un nivel determinado de su revelación. Esta es una confianza sagrada, y para mantenerla inviolada, debe abandonar el mundo entero para poder vivir y moverse y tener su ser, mañana, tarde y noche en la Consciencia Divina.
Los sanadores profundamenete implicados en la vida social o familiar raramente pueden tener éxito porque las necesidades de sus pacientes y estudiantes deben tener preferencia sobre toda otro obligación. Sólo dedican a sus familias el poco tiempo que les queda libre después de llevar a cabo las responsabilidades de su práctica y ministerio. No hay espacio en un ministerio espiritualpara actividades sociales; no hay tiempo libre para tener muchos amigos, ni para una participación activa en sociedad o en la vida politica, aunque ningún sanador debe nunca eludir sus obligaciones como ciudadano responsable de su comunidad, su nación y su mundo.
Cuando una persona se introduce en el ministerio de la curación debe separarse, en gran medida, de sus contactos humanos para mantenerse en un estado de consciencia espiritual en el que siempre esté listo para toda llamada que reciba. Esta vida es la vida del Alma y necesita un morir a las cosas del mundo.
Del mismo modo que el sanador no debe permitir que sus relaciones personales -familiares o sociales- invadan su tiempo hasta el punto de sacarle de un nivel de consciencia alto, también debe guardarse de invasiones similares por parte de sus pacientes o grupo de estudiantes. Por mi experiencia en este trabajo he tomado como norma limitar las llamadas de telefono a unos tres minutos. La razón de esta limitación del tiempo es que otros que llamen encuentre la linea libre y que mi conciencia no se sature con cosas no esenciales.
La curación espiritual se consuma sólo por medio de una comprensión real de Dios. No tiene nada que ver con los nombres de la gente o con los nombres de la enfermedad o condición; tiene que ver con conocer la verdadera identidad de aquellos que se te aparecen como pacientes. Como sanador, no tienes derecho a interesarte por el nombre del paciente, el nombre de la enfermedad o su diagnostico; aunque ningún sanador que se precie dejaría nunca de expresar amabilidad, amor y compasión hacia todos aquellos que recurran a él con sus problemas. Escucha de manera inteligente, pero no oye porque sabe que la omniciente Sabiduría infinita que es la realidad del ser, lo sabe todo y no es necesario que se Le diga el nombre de la persona o el nombre de la enfermedad. Es una inteligencia infinita que conoce las necesidades antes de que tú y tus pacientes las conozcais.
Un nuevo concepto de sustento
El sustento es una de las manifestaciones más fáciles que un estudiante espiritual puede hacer, pero hay una gran diferencia entre la verdad espiritual del sustento y la percepción humana de éste. En la verdad espiritual el suministro no es entrada; es salida. Para el sentido humano, la verdad es lo contrario de esto. Sin embargo, desde el punto de vista espiritual, no hay modo de manifestar el sustento. No se puede hacer porque todo el sustento que existe en los cielos o en la tierra existe dentro de ti en este momento y, por lo tanto, todo intento de manifestar el sustento debe resultar un fracaso. No hay sustento fuera de tu ser. Si quieres disfrutar la abundancia de suministros, debes abrir un camino para que este suministro escape. El modo de abandonar este sustento por medio de la donación se te revelará en tu comunión con Dios.
Cuando alguien te llama y te pide ayuda para conseguir una conciencia de sustento y busca instrucciones, es legítimo y necesario llamar su atención al principio de sustento del siguiente modo: "te ayudaré, pero puedes empezar a conseguir esta conciencia de sustento intentando encontrar algún lugar donde puedas dar en el que no hayas estado dando ya –no a tu familia, porque probablemente eso ya lo estas haciendo, sino a alguien que no es miembro de tu familia o incluso a alguien que en este momento es tu enemigo -. Busca en tu ropero o en tu despensa para ver si hay algo allí que puedas compartir. Comienza la corriente de dar y comenzaras la corriente del sustento".
Tu conocimiento de la verdad de lo infinito y la naturaleza omnipresente del sustento liberará a tu paciente de la creencia de la escasez y la limitación; y cuando empiece a abandonar las formas de sustento y desarrolle más una actitud de dar que una de obtener, el sustento comenzará a fluir. No hay limite para lo que un estudiante espiritual puede comenzar a dar. Este dar no tiene relación con cantidades – con el número de dólares o algo parecido. Dar no tiene que ver con el grado de la dádiva. Es el reconocimiento de que el sustento se recibe de afuera, no se recoge.
Dar no comienza necesariamente con la donación de cualquier cosa material, dinero o cosas- con dar cualquier cosa. Puede que empiece con dejar algunas cosas; dejar el resentimiento, los celos, el odio; dejar el deseo de obtener el reconocimiento, la recompensa, la remuneración, la gratitud y la cooperación. A la vez que este dejar llegara el dar de la paciencia, la cooperación, el amor y el perdón. Dar comprendiendo que no es lo que consigues lo que es tu sustento: es lo que das.
Puede ser que hayas estado aferrándote al dinero con demasiada fuerza. En este caso tendrás que aprender cómo dejarlo y soltandoló, pones en movimiento la corriente que inevitablemente vuelve a ti. Esto no quiere decir que lancemos el dinero o cualquier bien pródiga y descuidadamente. A nadie se le pide nunca más de lo que dicta el sentido común o la sabiduría. Lo que se pide es un cambio de actitud y una voluntad de en un momento determinado comenzar a dar con la idea de que allí está ese cuarto de dólar o ese dólar para ponerlo en circulación y lo importante es que comience a circular.
Esto no es una idea nueva. Las escrituras nos han dado esta enseñanza bajo el nombre de diezmo, es decir, dar a Dios una décima parte de los ingresos de uno. Hay mucha gente que cree que ellos no pueden permitirse dar tal cantidad porque en sus corazones creen que eso seria demasiado desagüe para sus carteras y puede que para ellos intentarlo pudiera ser desastroso al principio. Podría ser más sensato para estas personas que comenzasen el diezmo con una cantidad menor – el 5%, el 4%, el 3%, el 2% o cualquier cantidad – siempre que se aparte una suma o un porcentaje determinado que tenga prioridad sobre ortos gastos y que sea empleado para algún fin impersonal, no a la familia, no para beneficio propio, sino para algo completamente impersonal.
Probablemente la mayoría de las personas creen que la donación de ese diezmo se debería tomar de lo que sobra después de que se hayan cubierto todos los gastos. Sin embargo, el secreto de la donación es no dar a Dios lo sobrante, sino " los primeros frutos" y además, dar estos primeros frutos de manera secreta siempre que sea posible para que sólo el donante sepan de dónde vienen.
Después de aprender lo fácil que es dar el 2 o el 3% de los ingresos de uno, en poco tiempo la cantidad se podría incrementar al 4 o el 5% y luego el 10%. Es bastante interesante el hecho que raramente se para en la donación en el 10%. Conocí a tres personas que donaron el 80% de todos sus ingresos y por muy sorprendente que pudiera parecer, esas personas tenían más sobrante para vivir del que podían gastar por mucho que derrochasen.
Permíteme repetir este importante aspecto del principio del sustento: el sustento no es obtener; el sustento es dar. El pan que arrojas al agua es el pan que regresa a ti.
No es el pan de tu vecino; es tu propio pan; y si no lo arrojas al agua, no habrá pan que regrese a ti. Todo el pan que esta en el agua está marcado para que vuelva a la persona que lo ha enviado.
De un modo u otro debes arrojar el pan a las aguas. Si no has aprendido cómo hacerlo, ésta es tu primera gran lección. Debido a la naturaleza infinita de tu ser, no puedes añadirte salud a ti mismo o riqueza u oportunidad o compañía. Todo lo que puedes hacer es reconocer que personificas todo lo que Dios es y tiene. No debes intentar conseguir; no debes intentar tener; no debes intentar guiarte; debes aprender como dejar que el infinito fluya fuera de ti. El reintegro del pan es una acción que refleja que tiene lugar por su propio impulso, igual que si lanzamos una pelota de goma contra la pared. La lanzas pero bota de vuelta por su propio impulso.
Cuando arrojes tu pan a las aguas, encontrarás la gracia de Dios fluyendo a la expresión en forma de la armonía de tu ser.
Si ignoras este importante punto en la enseñanza espiritual o si piensas que después de todo no es demasiado importante, lo más probable es que pierdas el camino, porque cuanto más tiempo te mantengas encadenado a la creencia de que puedes conseguir algo – incluso de Dios – más tiempo te estás separando del contacto con tu bien. En el momento en que puedas comprender la instantaneidad del ahora y el yo del ser, desde ese momento miras fuera de este mundo comprendiendo con alegría:
Gracias, Padre, no tengo deseos. No necesito nada más que Tu gracia; no necesito a nadie más que a Ti. Permíteme vivir a cada minuto como estoy viviendo éste, amando este universo y amando a todo el mundo en él. No tengo nada contra ningún hombre. Nadie que necesite perdón puede entrar en el terreno de mi conciencia, porque ya lo he perdonado – mil veces -.
Una segunda e igualmente importante parte del principio del sustento es que éste es invisible. No puedes ver, oír, tocar, degustar u oler el sustento; nunca has visto el sustento porque no existe en el reino visible. El sustento es Espíritu o Vida, de naturaleza completamente invisible e infinita.
Hoy no hay menos sustento que el que Jesús, Moisés, Elisha, o Elijah tuvieron. Ellos sabían que tenían un infinito y lo probaron. Tu tienes exactamente ese mismo infinito, ni un cuarto de penique menos. Pero hasta que tengas claro que Dios constituye el ser individual, no puedes entender la naturaleza infinita de tu propio ser y siempre estarás buscando el sustento y la seguridad fuera de ti mismo, la seguridad en los dólares o incluso en billetes de mucho más valor.
La creencia de que el dinero y la propiedad constituyen el sustento ha sido aceptada durante tantos años que la mayoría de las personas confían en ellos para su seguridad; y entonces, cuando por la devaluación de la moneda o por una crisis mundial o por alguna otra razón que este fuera de su control los billones desaparecen, sienten que su mundo se ha hundido. Los estudiantes de la sabiduría espiritual deben llegar a comprender que no tienen sustento fuera de su propio ser, que el sustento subyace en algo que no se puede conocer a través de los sentidos físicos: el sustento es el Infinito Invisible.
El sustento es algo que está dentro de tu propio ser; es la verdad que Dios constituye en tu ser. Cuando reconozcas a Dios como tu ser, no tendrás otra necesidad más que conocerle a Él adecuadamente. Si tienes a Dios, tienes sustento; pero lo importante es: ¿ Tienes a Dios? En espíritu, sí, en teoría, sí, todo el mundo tiene a Dios; pero si todo el mundo tuviese a Dios, no habría escasez o limitación en todo este mundo. La verdad es que la gente solamente tiene a Dios como algo potencial o como una posibilidad. Tener a Dios significa conocerle de manera consciente y acertada, ser un tabernáculo de Él de manera consciente, estar en comunión con Él de manera consciente que es todo el yo de tu ser. Teniendo esto, tienes la fuente de todo sustento.
Moisés tuvo a Dios y por eso pudo observar el maná cayendo del cielo cuando lo necesito; Elijah tuvo a Dios y por eso él, en el desierto, pudo alimentarse de los cuervos o pudo encontrar una mañana y encontrar dulces cocidos en las piedras frente a él. ¿De dónde? De nada – de nada visible o tangible. Estas cosas salieron de su consciencia de Dios apareciendo como la substancia y la forma de la vida, Dios apareciendo como comida. Teniendo a Dios lo tenían todo.
El mundo se está perdiendo en afirmaciones como: "Dios cuidará de esto", "Dios hará esto" o "Dios hará aquello" – y Dios no lo hace de ninguna manera. Sólo se hace en proporción a la experiencia de Dios.
Finalmente, todo el mundo debe llegar a comprender que teniendo a Dios, lo tiene todo; y no teniendo a Dios, por muchas otras cosas que pueda tener, no tiene nada. Nada se retiene, nada se pierde y nada está ausente de la persona que ha alcanzado la conciencia de Dios.
"Si, si", al leer esto puedes pensar: "Si, todo eso suena muy bien sobre el papel pero, ¿cómo puedo llegar a la conciencia de ese sustento que continuamente me rehuye?"
Volvamos a nuestra premisa original. Ya que Dios es infinito, no existe nada mas que Dios. Cuando percibes el infinito de Dios y ese Dios en Su infinidad está más cerca de ti que el respirar, puedes entonces comenzar a pedir para ti una abundancia infinita.
Haciendo tal petición, no estarás insultando a tu inteligencia porque lo que estás pidiendo ahora es la presencia de Dios en ti, la presencia del Dios infinito y omnipresente.
Para nadie es fácil despejar por completo de su mente toda preocupación por saber de dónde va a venir su próximo automóvil, sus próximas vacaciones o, en algunos casos, incluso su próxima comida: no es fácil poner en práctica las enseñanzas del Maestro: "No os preocupéis por vuestra vida, que comeréis, o que beberéis; ni por vuestro cuerpo, con qué vestiréis"; en cualquier caso uno de los pasos más importantes en el desarrollo de una consciencia de sustento es despejar de tu mente estas preocupaciones porque las formas del bien no son más que las cosas añadidas. Es decir, por tu bien exterior no es más que el símbolo de la omnipresencia del sustento.
Si no tienes consciencia de sustento, no tendrás los símbolos de sustento en tu bolsillo. Primero, debe existir la consciencia del sustento y luego los símbolos le siguen. Cuando tienes la consciencia de la presencia de Dios dondequiera que estés, cuando tienes la comprensión de que el lugar donde estás es tierra santa y de que: "Hijo tú siempre estás conmigo y todo lo que poseo es tuyo" – cuando adquieres esa conciencia, aparecen los símbolos en la forma que se los necesita. Los símbolos varían de un día a otro; toman la forma de dinero un día, transporte o estancia en un hotel al siguiente, comida, ropa o cualquier otro bien al siguiente día. Cualquier cosa aparece en la forma que se necesita ya que no es más que el símbolo de la expresión exterior del sustento.
Permíteme repetir de nuevo: el sustento en sí mismo no puede conocerse nunca a través de los sentidos. El sustento es Dios; el sustento es el Espíritu; el sustento es la presencia del Señor que está contigo; el sustento es la fuerza de la Vida que funciona a través de ti.
¿Qué más pruebas de esta verdad necesita la persona espiritualmente receptiva que la de ver al árbol frutal cuando no hay fruta y ni siquiera ha florecido? ¿Vas a cortar el árbol porque sea estéril? ¿Por qué no? No hay sustento allí – no hay sustento visible.
Para toda apariencia el árbol es estéril. ¡Ah!, pero tú sabes más. Sabes que hay una fuerza de Vida trabajando dentro y a través del árbol, una fuerza Vital que forma la savia que ascenderá por el tronco hacia las ramas y que más tarde aparecerá en forma de flores y después como fruta. No te confundes por la apariencia de un árbol estéril creyendo que el árbol no tiene suministro de fruta o que es un árbol inútil.
¿Por qué no aplicar el mismo principio a tu propia vida y a tus asuntos y confiar independientemente del estado de tu sustento visible en un momentos determinado?. Si llegase un huracán y arrasase todo tu mundo, todavía permanecerías en tierra santa, esa tierra que es la del "Señor, y de Éste la plenitud", porque yo estoy allí y esa fuerza Vital invisible, infinita y que ama a todo todavía estaría trabajando en tu conciencia.
Con un poco de paciencia, las flores y la fruta aparecerán de nuevo en forma de billetes de dólar o en la forma que se necesite. Todo lo que se necesita es el reconocimiento de esta verdad.
Créelo o no, como quieras: hay una fuerza Vital trabajando en ti, del mismo, del mismo modo que está trabajando en el árbol. Pero puedes preguntarte: "¿Por qué no se ha hecho visible en mayor medida? ¿Por qué debo luchar continuamente con este problema de escasez?"
¿Puede ser porque tu conciencia no está en armonía con lo Invisible, sino sólo con lo visible? ¿Puede ser que la mayor parte del tiempo hayas estado intentando y todavía estés intentando crear sustento de lo visible? Los panes y los peces no pueden multiplicarse desde nada visible, ni tampoco pueden los billetes. Si alguien intentase multiplicar, debe hacer su multiplicación en lo Invisible. ¿Y la manera? Comprende que Dios es infinito y que tu sustento es tan infinito como Dios.
¿Y que hay de esos que dejan que su fruta se quede en el árbol, los que no la recogen? Qué rápidamente aprenden que un árbol puede secarse y no dar más fruta. Sólo cuando recolectas la fruta y recoges las flores comienza su trabajo de multiplicación la fuerza Vital, produciendo el doble de cantidad que antes. Tu sustento comienza a hacerse evidente sólo en la proporción en la que amas a tu vecino - da amor, da perdón, da cooperación - pero da siempre sin esperar la vuelta. Sólo el vulgar materialista da y luego espera una devolución. La verdadera luz espiritual se desprende de la plenitud de un corazón generoso, sin buscar la vuelta. No hay necesidad de ningún tipo de vuelta: Dios es suficiente reintegro para uno.
Entender esto es entender uno de los mayores principios sanadores de El Camino Infinito: tu conciencia de la verdad determina tu sustento, no un Dios en algún lugar, ni un Cristo en algún lugar, ni un Espíritu en algún lugar, sino tu conciencia - tu estado de conciencia desarrollado. Casi siempre es cuestión de desarrollar esa conciencia. La conciencia de los discípulos pescadores era un estado desarrollado de conciencia. La conciencia de Saúl de Tarso desarrollada en la conciencia de San Pablo. San Agustín en los primeros años de su vida estaba lejos de ser una luz espiritual, pero también se convirtió en un estado desarrollado de la conciencia espiritual.
El secreto es que la fuente de tu sustento es tu propia conciencia de Dios como sustento - tu estado desarrollado de conciencia. Si buscas sustento mediante la ayuda de un sanador, entonces tu sustento depende de la conciencia espiritual desarrollada de tu sanador. Pero eso no será una manifestación permanente porque más tarde o más temprano te verás en una situación en la que tendrás que confiar en tu propio estado de conciencia desarrollada, recordando siempre que la conciencia desarrollada es la conciencia de Dios revelándose como tu conciencia individual.
Es entonces cuando comienzas a caer en una medida de sentido personal de sustento y llegas a un gran y magnifico momento en tu vida en el que todo el mundo cae de tus hombros, en el que dices y crees con todo tu corazón:
"La tierra es la del Señor y, del mismo modo, la plenitud...Hijo, todo lo que tengo es tuyo". La plenitud de la gloria de Dios - no sólo una parte, sino la plenitud - es ahora mía, agotando la mortalidad con su sentido limitado de la vida y vistiéndome con la inmortalidad, agotando mi sentido finito de mí mismo de modo que pueda arroparme con la infinidad de Dios, la gracia de Dios, la presencia de Dios y el poder de Dios. No tengo poder propio; no puedo hacer nada por mí mismo; no soy nada por mí mismo;. Si hablo de mí mismo, mi poder y mi sustento, doy fe de una mentira. El Padre es mi vida; el Padre es mi sustento. Soy invisible; mi sustento es invisible y lo llevo conmigo donde quiera que vaya.
Algunos que buscan lo espiritual sostienen erróneamente la fantástica idea de que, misteriosamente, Dios es mucho mejor con ellos que con el resto del mundo. ¡ Que Dios tan terrible seria ese! Cierto, la ignorancia de la verdad puede llevar a tu vecino a encontrarse cara a cara con la insuficiencia y dejarle bajo una petición de escasez o limitación, pero Dios no concede
Sus bienes mas ligeramente sobre unos que sobre otros. La única diferencia es que algunos y particularmente los que están en el Camino, son más conscientes de la presencia de Dios manifestada como forma.
Ningún investigador se atreva a creer que una nación, una raza o una religión tiene más acceso a Dios que otra o que alguna persona tiene un status especial con Dios.
La infinidad de Dios es universal, pero es tu aprehensión de esa verdad lo que constituye tu manifestación del bien. Cuando asumas que la comprensión de la presencia de Dios conduce a la manifestación y a la expresión verdadera de la abundancia, no creerás que a través de algún tratamiento milagroso o rezo todo se ha aumentado sino que entenderás que lo que ha ocurrido es que te has hecho más consciente de lo que ya existía desde el principio en su plenitud.
En la misma ciudad una persona experimenta la escasez y la limitación y otra disfruta de la abundancia. La ciudad no es responsable, ni lo es el tiempo. Podría haber un año de crisis o uno de prosperidad.
El año no es responsable; muchas personas han perdido todas sus posesiones en los años boom. El lugar ni puede hacerte ni hundirte.
Tu, tú mismo, te conviertes en una ley para tu experiencia en proporción al grado al que llegues en comprender que Dios es la sustancia de toda forma.
Si Dios es la sustancia de toda forma, ¿puedes agrandar la forma? ¿es Dios la sustancia de la forma limitada' No, la forma ya es infinita, tan infinita como la sustancia de la que esta hecha. El secreto subyace en el reconocimiento de Dios como omnipresente - mas que eso, como la Omnipresencia en Si Misma, la presencia de tu ser y, por lo tanto, la presencia del Infinito. Tu conciencia de la presencia del Infinito revela donde ha existido escasez.
Todo lo que aparece sale de la sustancia de lo Invisible y es infinito. Por ejemplo, no hay modo de aumentar tu suministro de cultivos, dinero, tierra, o de cualquier otra cosa por la que el mundo reza. No hay un rezo milagroso que haga salir conejos de un sombrero. Nadie puede hacer eso a menos que los conejos estuviesen allí previamente. No hay aumento o disminución: sólo hay Infinito expresándose a Sí Mismo. Si tu no eres el recipiente de las bondades del Infinito, no es porque no esté allí, es debido a tu falta de conciencia de lo infinito.
Demasiados metafísicos están intentando demostrar formas del bien mientras que, en todo momento, no hay forma del bien separado y distinto del Bien en Sí Mismo. En la proporción en que la conciencia de Dios se demuestre aparece esa presencia del Bien en la forma necesaria para ese momento, a veces del modo más milagroso.
A lo largo de la Biblia, desde el Génesis hasta la Revelación, este milagro se cuenta una y otra vez. Cada profeta, santo, vidente o sabio ha tenido conciencia de la presencia de Dios, ha vivido conscientemente en esa Presencia y ha encontrado su protección, comida, seguridad y resguardo apareciendo en el modo que les era necesario. Pero ¿fue todo el mundo cuidado del mismo modo en tiempos bíblicos? ¿Es todo el mundo cuidado hoy en día del mismo modo? Sabes la respuesta. Entonces, ¿a quien le ocurrió, a quien le ocurre y a quien le ocurrirá? A la persona consciente de la presencia de Dios, la persona que vive, se mueve y tiene su ser en Dios de manera consciente. El Maestro no pudo multiplicar los panes y los peces: el Maestro sólo sabía algo - la presencia del Padre en su interior - y Su Conciencia de la presencia del Padre en su interior se apareció exteriormente en forma de multiplicación de peces, así como curaciones y la superación de la muerte.
Cuando aprendas a dejar de usar el poder mental - esforzándote en concluir en algo con verdad o intentando hacer de la mente humana una central de energía - y te conviertas en silencioso y receptivo hasta que el Mundo comience a fluir, conocerás el significado de la armonía y del infinito. Observa el milagro cuando tu mente deja la lucha de crear, de aumentar, de sanar, de ahorrar o de redimir. Observa el milagro que tiene lugar en tu vida cuando aprendes a relajarte comprendiendo que la naturaleza infinita de Dios hace a Dios el único Es, y que incluso las formas en las que Dios se aparece deben ser infinitas. Así declaran los cielos la gloria de Dios mostrando la infinita belleza y bondad de Dios; la tierra muestra la obra de Dios, la gloria de Dios en infinita forma, variedad, color, perfume y cantidad.
El infinito es la medida de Dios. Sin embargo, en el momento en que intentes manifestar manzanas, habrás descendido a lo finito; en el instante en que intentes manifestar una casa, salud o riqueza, estás en lo finito. Pero, si manifiestas la compresión de la presencia de Dios, tienes la presencia de Dios apareciendo como infinita y en formas infinitas de bien. La presencia de Dios no manufactura una forma especial de armonía. La presencia de Dios es Ella Misma la forma de todo bien.
Fim
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